Mano a Mano

por Iñaki BIDEGAIN    





  Con la edad, el pelotari se hace hipersensible a estas sensaciones,   Julián lo sabe, no quiere sentirse solo, agotado, endurecido, sus   brazos, sus piernas, su dorso, sus manos, torpes, su mirada,   indefinida.
  Esta sensación, cuando se presenta en un pelotari experimentado,  con edad suficiente, consciente del declive que en él quiere hacerse   presente, se hace insoportable, es demoledora, esa resaca hace   evidente su fracaso en la gestión de su experiencia como pelotari en   ese tanto, en ese partido.

 

14-17. Saque largo, Retegui muy alerta da una buena respuesta, peloteo con largo dominio de Ladis que Julián consigue contrarrestar pasando a dominar el tanto, ligero cansancio aparente en Ladis que trata de aprovechar Julián, se planta, mira, lanza una dejada al rincón que Ladis intuye y alcanza lanzando dejada al ancho, tanto. Julián aguanta, no se descompone, una oportunidad perdida, surgirán otras, no muchas, en la próxima ocasión no puede fallar, tiene que concentrarse, pelear, no hasta el agotamiento, pelear hasta que surja la oportunidad y no fallar.

15-17. Retegui espera muy concentrado, el saque de Ladis no es muy duro, falla Retegui, tanto.

16-17. Buena respuesta de Retegui al saque que conduce a un peloteo que domina Julián, tras unos buenos pelotazos hace falta por fallo, la ha lanzado arriba en la pared izquierda. Julián hace gestos, se sienta en la silla, respira, más gestos, tira la toalla dos veces, la rabia se adueña de él, alaba a Dios, más gestos con ambas manos, se aplaca, sale de la silla. Ladis le está ganando, le está alcanzando, con su propia pelota, ha elegido bien, tiene que mantenerse concentrado, controlar el cansancio, no hacer caso de los gestos de Julián, sus palabras, sus jaculatorias, que se las lleve el viento. Julián parece que se descontrola, pero no se descontrola, solamente elimina tensiones, él es capaz de seguir concentrado, concentrarse más si cabe mientras maldice, gesticula, mira aquí y allá, al suelo, al contrario, mientras busca que Ladis se fije en él, para mirarlo, penetrarlo, desconcentrarlo.
  Segundo descanso en poco tiempo, Julián echa sus demonios fuera, sabe que en ocasiones hacer eso, a él le relaja, a él le concentra. El partido empieza de nuevo, el descanso no ha sido muy largo, está cansado pero se siente fuerte, puede aguantar un poco más a tope, se levanta eléctrico, enfadado, su puesta en escena puede intimidar al contrario, pero no hoy, hoy sólo sirve para que él, Julián, trate de concentrarse de nuevo en cada tanto, para que expulse sus demonios.


  Su cerebro se ha situado en alerta máxima, puede mantenerse así cinco o seis tantos puede que diez, no más, no necesita más, para ganar, o para perder, no necesita más, sus previsiones no se han cumplido, sus previsiones se han roto, hasta hace cuatro tantos todo iba bien, ahora todo lo anterior se ha acabado, nada se ha terminado. Julián se enfrenta a otro partido, puede ganar o puede perder, Ladis es un gran pelotari, concentrado desde el principio le hubiera ganado, Julián lo sabe pero no tiene miedo, no se siente atenazado, sabe que puede, sabe que Ladis puede fallar, tiene que fallar, sabe que Ladis como él está cansado, ha malgastado muchas fuerzas, tiene que estar cansado, ahora cada tanto es un partido, los dos están fuertes para seis o siete tantos, los dos están cansados.


17-17. Saca bien Ladis, responde bien Retegui, en el peloteo igualdad, dominio alterno, el tanto se alarga, los dos pelotaris se esfuerzan, se cansan, se agotan, hay que resolver el tanto, Julián responde con la izquierda desde atrás y falla bajo chapa, el tanto se ha alargado demasiado, el cansancio se ha expresado.
   Los corredores se vuelven locos, el papel se mueve frenético, Ladis ha conseguido la remontada, el partido se inicia de nuevo como al principio, saca Ladis, el partido será a cinco tantos, el partido se iniciará con Ladis eufórico, casi todopoderoso, dominando. En los vestuarios, Ladis Galarza, sentado, con la espalda apoyada, recibe aire de la toalla en movimiento, el aire que entra por la ventana enrejada, está congestionado, cansado, parece haber alcanzado también el límite de su resistencia f ísica, su asiento, su rincón, parecen los de un ring. Julián se ha preparado ya en el tanto anterior, ya se ha hecho a la idea, ya ha lanzado al viento su rabia, ya se ha relajado, este último tanto lo ha jugado como si fuera un solo tanto, un partido a un tanto, sin ventaja, sin perspectiva, como si ese tanto fuera el partido, y lo ha perdido, quedan cinco tantos más, como máximo nueve. Saca Ladis como al principio, Julián tiene que lograr un saque, su saque, cambiar de pelota y pegar.


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